En 2011, la Sociedad Criptológica de Inglaterra envió una expedición al Congo en busca del Mokèle-mbèmbé (el equivalente africano al monstruo del Lago Ness). Nunca más se supo de los investigadores, aunque sí se hallaron las cintas de vídeo que dejaron grabadas. Se trata de un material de incalculable valor; la prueba definitiva de la existencia de especies que hacia 65 millones de años que se creían extinguidas.