Ammón, uno de los hijos de Mosíah, renuncia a la realeza para convertirse en un misionero del enemigo mortal de los Nefitas, los Lamanitas. Ammón muestra gran humildad mientras pide ser sirviente del rey lamanita Lamoni. Más adelante, Amón defiende los rebaños del rey contra una banda de ladrones. Su ejemplo fiel trae a Ammón la oportunidad de predicar al rey, llevándole a él ya muchos otros a la humildad, el arrepentimiento y la conversión.