En el Parque del Retiro de Madrid, el escritor español Ramón Gómez de la Serna teje un monólogo humorístico y absurdo sobre un monóculo sin cristal, los ruidos que se pueden oír en un gallinero y la importancia de gesticular correctamente con una mano de gran tamaño si se quiere triunfar en el arte de la oratoria.