Si tener la tierra es tenerlo todo, entonces perder la tierra es perderlo todo. Por eso, una comunidad se acoge a la promesa de la Ley: hacer en un año un proceso de restitución, que de otra manera tomaría diez años. A partir de tal promesa, la película nos muestra dos mundos siempre desencontrados: el del poder que acapara la atención y la parafernalia y el de la gente común, que a pesar de todo, siempre conserva la esperanza. ¿Se cumplirá la promesa?