Tras el asesinato de su esposa y el suicidio de su hijo, el emperador Francisco José del imperio Austrohúngaro, cada vez más envejecido, se ha distanciado cada vez más de su pueblo y de su imperio. Aunque realmente no le gusta su nuevo heredero aparente, su sobrino, el archiduque Franz-Ferdinand, a quien Francisco Jos nunca ha podido perdonar un matrimonio morganático de lo más inadecuado, se da cuenta de que la monarquía debe sobrevivir. En 1914, Francisco José hace los arreglos necesarios para que Franz-Ferdinand y su esposa se vayan a ocupar oficialmente en Sarajevo.