Fuerzas especiales de asalto entran en el bunker del jefe de la Mafia Molocco donde le encuentran en el suelo cubierto de sangre. En la cocina una estatua de la Virgen llora sangre. El primer ministro Pietromarchi es llevado a una piscina en desuso dónde el general Votta le enseña la estatuilla: llora sangre humana, nueve litros por hora; un milagro que desafía todas las leyes físicas. Sandra, una agente de policía y hematóloga coge una muestra de sangre en secreto y se la suministra a su madre que está en coma. En el lado contrario de la ciudad, el padre Marcelo, un cura de los suburbios de Roma despilfarra dinero apostando en casinos y en prostitutas.