El director Fickler le pide a Cooper que vaya a Los Ángeles para testificar sobre las técnicas utilizadas para hacer los perfiles y evitar que una asesina convicta salga de la cárcel. Pero cuando amenazan al fiscal asignado al caso, Cooper pide ayuda a su equipo. Mientras, Beth se queda al mando del equipo para que Cooper pueda centrarse en el juicio, pero acaba teniendo problemas para ejercer el liderazgo.