Expulsado del prestigioso Departamento de Mascotas de Horrids por incompetencia, el demente Doc decide intentarlo vendiendo mascotas de terror a los ciudadanos de Transilvania. Venderá hombres-perros a vampiros, frankencats a brujas, etc., pero necesitará instalaciones para hacer todo esto. El único problema es que el oficial Deadbeat tiene los ojos puestos en el mismo lugar con la intención de convertirlo en una estación de policía. "¡Grandes glóbulos galopantes!" como diría el astuto Doctor...