Los golpes de la banda del Bandolero cada vez son más audaces, y la guardia nada puede hacer por atraparle. Pero, casualmente, el capitán Rodrigo apresa un ladronzuelo que es el vivo retrato de Bandolero, y le obliga a que robe a los campesinos haciéndose pasar por éste. La reputación de Bandolero entre el pueblo llano queda así destruida: incluso María y los miembros de su propia banda le vuelven la espalda. Privado del favor popular, las tropas de Rodrigo pueden apresarle fácilmente...