Han pasado dos años desde que el ministro de Agricultura Juan Carrasco tocara las más altas cimas del poder. Ahora, alejado de la actividad política, lleva una vida sencilla trabajando como profesor de biología en un instituto de Logroño. Sin embargo, ni su ambición política ni su vocación de servicio público se han apagado. Consciente de lo mucho que aún le queda por aportar, Juan Carrasco decide dar un paso adelante: reunir a su equipo de confianza, volver a Madrid y fundar un nuevo partido.